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1.4.18

Pregón pascual


Cristina es una estupenda vocalista y guitarrista de música cristiana, con un canal de Youtube donde las visitas se cuentan por miles (aunque hace tiempo que no publica, dicho sea de paso). Ella tiene una interpretación del Pregón Pascual que ayer se cantó (o se leyó) en todas las iglesias durante la Vigilia Pascual, y creemos que es el día perfecto para compartirlo con vosotros.

Su bonita voz y su saber hacer ante el micrófono es, sin lugar a dudas, todo un goce para los sentidos físicos pero, sobre todo, espirituales que nos elevan a dar gloria al Señor, el verdadero motivo y sentido del Pregón Pascual. Alegraos, el Señor ha resucitado y, si Él ha resucitado, todos resucitaremos también. De lo contrario, o para quien piense lo contrario, mis condolencias, porque entonces esta vida no tendría sentido, y mejor sería tirarse en un agujero. Él es, por tanto, nuestro único salvador, el Mesías, el Señor.





Aunque parezca sencillo, o Cristina lo haga sencillo, no lo es. Si queréis conocer un poco "la tortura" que pasa uno al grabar, a continuación tenéis un ejemplo. Sí, el hombre aspira a la perfección, pero en este mundo imperfecto, no es un ser perfecto:


Y para terminar, una genial interpretación de Lidia de una de las oraciones más antiguas de la Iglesia:


Exultet

Exsúltet iam angélica turba cælórum
exsúltent divína mystéria
et pro tanti Regis victória tuba ínsonet salutáris

Gáudeat et tellus, tantis irradiáta fulgóribus
et ætérni Regis splendóre illustráta
tótius orbis se séntiat amisísse calíginem

Lætétur et mater Ecclésia
tanti lúminis adornáta fulgóribus
et magnis populórum vócibus hæc aula resúltet

Quaprópter astántes vos, fratres caríssimi
ad tam miram huius sancti lúminis claritátem
una mecum, quæso
Dei omnipoténtis misericórdiam invocáte
Ut, qui me non meis méritis
intra Levitárum númerum dignátus est aggregáre
lúminis sui claritátem infúndens
cérei huius laudem implére perfíciat

V. Dóminus vobíscum
R. Et cum spíritu tuo
V. Sursum corda
R. Habémus ad Dóminum
V. Grátias agámus Dómino Deo nostro
R. Dignum et iustum est

Vere dignum et iustum est
invisíbilem Deum Patrem omnipoténtem
Filiúmque eius unigénitum
Dóminum nostrum Iesum Christum
toto cordis ac mentis afféctu et vocis ministério personáre

Qui pro nobis ætérno Patri Adæ débitum solvit
et véteris piáculi cautiónem pio cruóre detérsit

Hæc sunt enim festa paschália
in quibus verus ille Agnus occíditur
cuius sánguine postes fidélium consecrántur

Hæc nox est
in qua primum patres nostros, fílios Israel
edúctos de Ægypto
Mare Rubrum sicco vestígio transíre fecísti

Hæc ígitur nox est
quæ peccatórum ténebras colúmnæ illuminatióne purgávit

Hæc nox est
quæ hódie per univérsum mundum in Christo credéntes
a vítiis sæculi et calígine peccatórum segregátos
reddit grátiæ, sóciat sanctitáti

Hæc nox est
in qua, destrúctis vínculis mortis
Christus ab ínferis victor ascéndit

Nihil enim nobis nasci prófuit
nisi rédimi profuísset
O mira circa nos tuæ pietátis dignátio!
O inæstimábilis diléctio caritátis
ut servum redímeres, Fílium tradidísti!

O certe necessárium Adæ peccátum
quod Christi morte delétum est!
O felix culpa
quæ talem ac tantum méruit habére Redemptórem!

O vere beáta nox
quæ sola méruit scire tempus et horam
in qua Christus ab ínferis resurréxit!

Hæc nox est, de qua scriptum est
Et nox sicut dies illuminábitur
et nox illuminátio mea in delíciis meis

Huius ígitur sanctificátio noctis fugat scélera, culpas lavat
et reddit innocéntiam lapsis
et mæstis lætítiam
Fugat ódia, concórdiam parat
et curvat impéria.

In huius ígitur noctis grátia, súscipe, sancte Pater
laudis huius sacrifícium vespertínum
quod tibi in hac cérei oblatióne solémni
per ministrórum manus
de opéribus apum, sacrosáncta reddit Ecclésia

Sed iam colúmnæ huius præcónia nóvimus
quam in honórem Dei rútilans ignis accéndit
Qui, lícet sit divísus in partes
mutuáti tamen lúminis detrimenta non novit

Alitur enim liquántibus ceris
quas in substántiam pretiósæ huius lámpadis
apis mater edúxit.

O vere beáta nox
in qua terrénis cæléstia, humánis divína iungúntur!

Orámus ergo te, Dómine
ut céreus iste in honórem tui nóminis consecrátus
ad noctis huius calíginem destruéndam
indefíciens persevéret
Et in odórem suavitátis accéptus
supérnis lumináribus misceátur

Flammas eius lúcifer matutínus invéniat
ille, inquam, lúcifer, qui nescit occásum
Christus Fílius tuus
qui, regréssus ab ínferis, humáno géneri serénus illúxit
et vivit et regnat in sæcula sæculórum

Amen.


Pregón pascual
Alégrense los coros de los ángeles; alégrense los misterios divinos y, por la victoria de tan gran Rey, resuene la trompeta de la salvación. Alégrese también la tierra irradiada con tanta claridad e, iluminada con el esplendor del Rey Eterno, porque se ha disipado la oscuridad en que estaba cubierto el mundo.
Alégrese también nuestra madre la Iglesia, adornada con el esplendor de tanta luz y resuene este recinto con las festivas aclamaciones de todo el pueblo.
Por eso, hermanos queridos, que asistís a la maravillosa claridad de tan santa luz, unidos conmigo, os ruego que invoquéis la misericordia del Dios todopoderoso a fin de que aquel Dios que, no por mis méritos, se dignó agregarme al número de sus siervos, difundiendo la claridad de su luz, me conceda pregonar las alabanzas a este Cirio.

Por nuestro Señor Jesucristo, su hijo, quien vive con Él y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario
aclamar con nuestras voces
y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso,
y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre
la deuda de Adán
y, ha borrado con su sangre inmaculada,
la condena del antiguo pecado.

Porque éstas son las fiestas de Pascua
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.

Esta es la noche en que sacaste de Egipto,
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.

Esta es la noche en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.

Esta es la noche
que a todos los que creen en Cristo, por toda la tierra
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.

Esta es la noche en que,
rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?

¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!

Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó del abismo.

Esta es la noche de que estaba escrito:
"Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mi gozo".
Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio,
trae la concordia,
doblega a los poderosos.

En esta noche de gracia,
acepta, Padre Santo,
el sacrificio vespertino de esta llama,
que la santa Iglesia te ofrece
en la solemne ofrenda de este cirio,
obra primorosa de las abejas.

Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego,
ardiendo en llama viva para gloria de Dios.
Y aunque distribuye su luz,
no mengua al repartirla,
porque se alimenta de cera fundida,
que elaboró la abeja fecunda
para hacer esta lámpara preciosa.

¡Qué noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano con lo divino!

Te rogamos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu nombre,
para destruir la oscuridad de esta noche,
arda sin apagarse
y, aceptado como perfume,
se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
y que es Jesucristo, tu Hijo,
que, volviendo del abismo,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.


| Redacción: CCNIRadio

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