SEPE, INEM, y chanchullos parecidos en los cursos para desempleados de la Administración

Hace años que el INEM dejó de llamarse así, y ahora se denomina SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal), un organismo que compite (y a veces dicen que colaboran) con los servicios de empleo regionales (SOC en Cataluña, Sepepa en Asturias, Sexpe en Extremadura, Emcan en Cantabria, Sefcarm en Murcia...). En mi caso de este tipo de servicios puedo hablar un mundo, porque los conozco muchísimo y en profundidad, debido a los numerosos cursos, charlas, recorridos de empleabilidad, y demás "gilipolleces" que tienen (porque son eso: gilipolleces que no tienen utilidad para absolutamente nada). Con la excusa de decir que te forman vive mucha gente, luego os pondré casos que, si no los conocéis -cosa rara, a estas alturas, porque son de conocimiento público- os hará llevar las manos a la cabeza. Pero lo auténticamente lamentable no es eso: lo que de verdad desespera a uno es ver los millones de euros de los contribuyentes que se tiran por el desagüe y la cantidad de euros que manejan, obtenidos del erario público (de todos los trabajadores) sin que nadie haga nada.

El escándalo de UGT y Comisiones Obreras con los cursos, es solo la punta del iceberg de un cáncer establecido en nuestra sociedad que nadie se atreve a cortar de raíz. Pero como con lo mejor que se aclaran las cosas es con ejemplos, vamos con algunos de ellos. Sobra decir que esto lo saben ellos de sobra, pero mejor no digas nada ni se lo recrimines, porque quedarás marcado y te tomarán por inepto.




Tengo amigos que tienen un volumen inmenso de certificados y titulaciones de este tipo de cursos, obtenidos de las maneras más variopintas: las academias que colaboran con el servicio de empleo les llaman por teléfono y "se pelean por ellos" para que se inscriban en sus cursos, no con la intención de formarles, sino para que ocupen plaza. Lo que les interesa a las academias es que los que se inscriban en los cursos no abandonen la plaza, y asistan a clase durante todo el curso. Si lo haces, independientemente de lo que aprendas o te enseñen, tienes el puesto asegurado. De las prácticas -obligatorias en muchos de ellos, sobre todo en aquellos con certificado de profesionalidad- mejor ni hablemos: muchas de ellas las hicieron en el propio centro, en lugar de cumplir el horario de siete horas, iban a prácticas tres o cuatro, y el tiempo en ellas se lo pasaban jugando o navegando por internet. Nada que tuviera que ver con el curso que habían hecho.

Pero eso no es lo peor: más indignante aún es cuando haces un curso, por ejemplo, de instalación de redes, y te ponen a colocar bombillas. Y si es eso estás de suerte, porque en otras prácticas en empresas te pondrán a barrer, fregar platos, o llevar cafés. Y nadie controla eso.

También conozco casos de empresas -porque hablé directamente con sus trabajadores- que esperan a los alumnos de esos cursos como "agua de mayo", para sacar con ellos el trabajo más bruto y que nadie quiere. Algunas son de jardinería, y cuando llegan los alumnos de paisajismo no creáis que les ponen a mantener césped o les enseñan el diseño de un jardín, o la colocación de sus elementos. Ni mucho menos. Los usan para desbrozar y darles los trabajos más penosos. Así están todo el periodo de "formación" en prácticas. Pero aún es peor aquellas empresas -sé de unas cuantas- que esperan a los cursos de desempleados para comprar muebles, equipamiento o material de oficina. Miles de millones de euros estafados a los contribuyentes, con el beneplácito de los servicios de empleo y la vista gorda de las administraciones, y gracias a los cuales viven muchas academias.

Hace poco me llamaron para una sesión informativa del servicio de empleo. Como hace mucho que no hago este tipo de cursos (paso de perder mi tiempo en ellos), querían incluirme en un programa de orientación profesional. Según decían, habían hecho uno el año pasado y fue un éxito. No dije nada en la reunión que tuvimos, pero no era cierto, porque conozco personalmente a gente que lo hizo y no solo fue una pérdida de tiempo, sino que siguen sin encontrar empleo. O sea: encima te mienten a la cara y descaradamente.


Muchos de los participantes empezaron a decir que no podían hacer ese programa de orientación por cuestiones personales. Una chica se echó a llorar. Pero lo más fuerte llegó cuando un señor dijo que él estaba prejubilado, pero que como le quedaban dos años por cotizar, en la oficina de empleo le habían hecho "un chanchullo" (lo dijo con estas mismas palabras) para que estuviera en paro esos dos años y así pudiera cobrar toda la jubilación. La señora que nos daba la charla inmediatamente le cortó, diciéndole: "¡espera, espera! Esas cuestiones privadas me las dices al final personalmente". Claro, no quería que se viera demasiado las estafas que tienen montadas. Resulta curioso que eso no quisiera que se supiera, pero cuando -antes de la intervención de ese señor- el resto de asistentes explicó sus problemas personales, como operaciones quirúrgicas y problemas familiares y médicos, a esos no les cortó ni les pidió que lo hicieran en privado. Una muestra más del despropósito que existen en este tipo de servicios públicos de empleo.

Podría seguir, y seguir, y seguir con la cantidad de fraudes, enchufes, milongas y sobornos que hacen los servicios público de empleo regionales, y el central, con las academias y centros de formación, pero la lista sería interminable. Cientos de cursos con cientos de miles de euros en donde no se aprende nada, los profesores se dedican a otras tareas, y los alumnos a ir de bares toda la mañana. Otro ejemplo: en una academia de las que conozco, como tienen cursos de pago y cursos para desempleados, los profesores preparan la materia de los cursos de pago en el horario de los de desempleados. Y los desempleados chateando, leyendo cómics o, como me ocurrió a mí con un compañero que tenía, pasándose las cinco horas viendo porno por internet.

A nadie le interesa arreglar la situación, es tal el derroche y tantos los funcionarios en el ajo, que sería como acabar con este tipo de servicios. Me pregunto por qué, con todo ese dinero que se pierde, no se monta una (o varias) empresas y se da trabajo "de verdad". El servicio de empleo público y regional no sirve de nada, nadie quiere verlo, los desempleados, desmotivados porque saben muy bien lo que ocurre en ellos, tienen problemas mayores y cosas más importantes en las que pensar que dedicarse a estar meses y meses haciendo cursos -es lo único que hacen ahora los servicios de empleo- solamente para calentar una silla, y prácticas en empresas donde o son explotados, o directamente esclavizados. Si tienes suerte, te dejarán en un rincón a "rascarte la barriga". Nadie se mete ahí.

Es cierto que estos servicios de empleo tienen inspectores, que pasan por los centros de formación y academias de cuando en cuando. Pero cuando los inspectores son los primeros en participar de este chantaje, ¿qué se puede hacer? ¿Quién vigila al vigilante? Os pondré un caso más de hace unos pocos meses: el inspector llega al centro de formación, y ve a todos los alumnos con fotocopias, sin ningún material ni libros, y sin ordenadores para todos (era un curso relacionado con la informática). Resulta que obligatoriamente tienen que tener un ordenador por alumno. En este centro no había. El inspector dijo en voz baja: "esto no puede ser". Más aún: los pocos ordenadores -que encima eran portátiles, y no de segunda mano, sino de décima o duodécima- la mayoría funcionaban mal o no funcionaban. Un amigo que lo hizo, se pasó el curso entero esperando a que formatearan el suyo, porque según su profesor: "es la única solución para ese trasto". Llegó a la última semana sin que lo formatearan ni hicieran nada. Se pasó todo el curso navegando por la web, que es lo único que su ordenador podía hacer sin que diera fallos (y aún así tuvo suerte, otros tuvieron que estar todo el curso jugando a las cartas). Pues a los pocos meses, a ese centro se le concedía una nueva subvención para otro curso, y se le aprobaba. Sí, parece increíble, pero es real.


Más hilarante fue un curso del año pasado aquí, dedicado a frío industrial. Los alumnos que lo hicieron tenían de las cinco horas, sólo dos horas de clase y el resto iban a los supermercados de alrededor, hacían la compra, la llevaban al centro, y comían en él. Asombroso pero verídico. Un amigo que lo hizo, como no tenía dinero suficiente para hacer eso todos los días, se pasaba el tiempo viendo cómo los demás comían o le daban trozos de sus bocadillos. ¿Formación? Nada. ¿Os podéis creer que esos cursos salgan de las cotizaciones de todos los trabajadores honrados? Pues así es.

Vuelvo a insistir: ¿por qué con todo ese dinero en gilipolleces, no se abren empresas que den trabajo de verdad, que es lo que la gente que está en paro quiere, trabajar, y no estar obligados a acudir a una taberna cinco horas al día, o a quemar el culo ante un ordenador viendo películas y porno? Cada curso son miles de euros, y en un programa completo de formación las cantidades (filtradas cuando el escándalo de los sindicatos con los cursos de formación para desempleados) pueden rondar los 500.000 euros al año. ¡Medio millón de euros! Muchas academias viven de esto, y no son pocos los centros de formación que esperan el dinero de estos cursos no para ayudar a los desempleados, sino para continuar con su modelo de negocio.

Hice tres programas de orientación profesional en mi vida. Los tres "obligado" por el servicio de desempleo. El primero, en CCOO, el orientador laboral, que tenía que darme seis sesiones, me dio solo tres: se dio cuenta de que yo tenía más formación que él. De hecho, me dijo: "qué consejos voy a darte sobre cómo buscar empleo, si sabes tú más que yo". La última, una señora nos decía que el mercado laboral estaba cambiando y que ahora todo era automatizado y mediante TICs (tecnologías de la información). Poco más nos aconsejaba que aprendiéramos a usar las redes sociales. ¡Ese era su mayor y mejor consejo! Vamos a ver: antes de que ella acabase la facultad, yo programaba ftps para las redes sociales de entonces (el IRC), y fui uno de los primeros en España en usar Twitter de modo empresarial, cuando casi ninguna empresa sabía ni lo que era (de hecho hasta llegué a regalar una de las cuentas a una empresa por la enorme cantidad de seguidores que tenía). Empecé a hacer apps para móviles cuando aún deberían pasar años para lanzarse el iPhone y cuando seguramente esa señora no sabía ni encender el suyo, ¡y me hablaba de que ese era el futuro! ¡Señora, ¿en qué siglo vive usted?! ¡¿Cómo se atreve a dar formación para encontrar empleo de esa forma?! En fin...

Y lo de la orientación laboral es de risa. En cada programa que hice, cada orientador tenía una forma de hacer el currículum distinta: primero con foto, luego sin foto, primero había que poner datos personales, el otro te decía que no, otro que unieras el apartado de no se qué con no se cual, otro en un estilo, otro de otro... Otro en negrita, otro en cursiva... Para morirse, en suma. No saben ni ellos mismos cómo hacer un currículum en condiciones. Lo hacen según los gustos de cada cual, y lo mejor es que te calles, y digas a todo que sí, porque sabes muy bien que es solo para cubrir la papeleta, para coger la subvención y correr.

La gente que está desempleada no quiere que la mareen, quiere encontrar un trabajo, y si este tipo de servicios no saben, no quieren o no pueden, lo mejor que pueden hacer es, simplemente, no molestar y dejar que cada uno sobrelleve su problema como pueda, que bastante tenemos como para tener que aguantar a funcionarios corruptos.

| Redacción: CCNIRadio