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15.3.18

Un mundo de mentiras


No deja de llamarme muchísimo la atención la importancia que tienen los objetos "de mentira" en la sociedad de consumo actual. Es cierto que "juguetes" de este tipo (y parecidos) siempre han existido, pero estaban destinados a lo que eran: a divertir a los niños. Hoy, esos objetos sirven para "mostrar sueños", realidades de un "mundo feliz" que intentan vendernos, pero que no es real.

Los "dummies" o maquetas nos muestran lo ideal de un artículo inexistente. Tiendas de móviles, de ordenadores e incluso relojerías mostrando objetos ficticios, tan perfectos y bien ensamblados que parecen ideales. Y lo más increíble es que a veces, en este mundo "de la mentira", tienen utilidad: pilas que no son pilas, o tornillos que no son tornillos, pero que son capaces de sustituir en parte a los originales y de cumplir una labor que los objetos actuales, tan tecnológicos, complejos y exquisitos, son incapaces de satisfacer.




Difícil era sustituir antiguamente aquellas máquinas mecánicas por una falsa, y nadie que entraba en una tienda podía dudar de si la cámara fotográfica o máquina de escribir era real o simple atrezzo. No había que preocuparse de que innumerables manos la tocasen, pero ahora hay que tener cuidado porque ese producto puede quedar muy mal parado a poco que lo manoseen un centenar de desconocidos.

Soy muy aficionado y me encantan los objetos dummies porque creo que reflejan perfectamente la sociedad actual, y nos muestran esa parte satírica en un mundo donde nos quieren hacer creer que todas las preguntas están contestadas, no hay nada por descubrir, y que la ciencia es la solución ante cualquier cosa: todo imagen y apariencia, y nada por dentro. Como esas muñecas de porcelana tan bellamente decoradas, pero huecas en su interior.


Luego, pones en un buscador una frase incompleta, y no sabe reconocerla, o no sabe intuir siquiera tus búsquedas o lo que quieres, algo que hasta los antiguos sistemas operativos (que precisamente para eso hacían uso de asteriscos y signos de interrogación) sabían hacer y reconocer. Hoy mucho Siri, mucho Cortana, mucha inteligencia artificial que es simple basura y adorno: inútil instrumento de entretenimiento para que sigamos enganchados y enchufados sin ver ni percibir la realidad que ante nuestros ojos acontece.

La apariencia hoy lo es todo, y no me refiero solo a la apariencia personal con ropa y maquillaje (que también), sino a todo tipo de objetos, sobre todo los vehículos, los electrodomésticos, y casi cualquier objeto de consumo.


Es cierto que esto siempre fue importante, a medida que se incrementaba el poder adquisitivo de las personas. Antes las latas de conserva mostraban el producto en un dibujo, y luego, a medida que la fotografía y sus técnicas fueron mejorando, con fotos. Llegaron hasta tal punto los retoques que había casos que el producto era tan ideal que se convirtió en un manjar inexistente: el cliente compraba algo que nada tenía que ver con lo que aparecía en el envase. Tanto es así que las autoridades tuvieron que meter cartas en el asunto y obligar a incluir una advertencia, que ahora los fabricantes incorporan en la letra más pequeña e ilegible que puedan ser capaces, con aquello de "sugerencia de presentación", que es como decirte: "te vendemos una mentira".

La gente, contenta, compra las mentiras. Aún a sabiendas; un logro increíble que ha logrado el marketing y la publicidad: vendernos mentiras, pagarlas con gusto, y encima irnos satisfechos. El escenario ideal de los mercaderes y los viajantes de ferias: vender humo. Y humo caro.


Respecto a esto, siempre recuerdo la anécdota de un famoso cocinero que llega a un restaurante y pide la carta. Le dan varias hojas plastificadas con los menús, acompañados de coloridas imágenes. El cocinero pone cara de asco y le dice a la camarera: "¿vuestro cocinero no sabe cocinar, que tiene que vender lo que hace con fotos?". En efecto: la buena cocina se sabe por su apariencia pero, también, por su sabor y su olor. Además, cada plato (en composición visual) es diferente. Anticiparle al cliente un plato con una foto, para que se imagine lo que va a encontrar, es querer comprarle su imaginación. Querer -o esperar- que coma en sueños. El buen cocinero muestra lo que hace. Y lo muestra con productos reales.

La sociedad de la mentira que se sustenta con su imagen, la bonita apariencia del plástico y de los tonos llamativos, sin nada de contenido, sin nada que aportar. La decepción viene después, pero eso ya la vives a solas, en tu casa, y para apaciguar esa desilusión y desánimo, sales en busca de más productos de plástico. Más basura. Más falsedades. Más mentiras.


| Redacción: CCNIRadio

2 comentarios:

  1. Cuando mostrasteis las pilas de "mentira" me pareció super ingeniosa su utilidad.

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  2. La Luz de la Verdad (Que son las buenas noticias…) destruye la imagen de mentira creada durante toda una vida en un corazón engañoso y perverso, la oscuridad huye despavorida de la Luz antes de ser aniquilada, por eso el refugio y la justificación de la oscuridad es la mentira y es por lo que el mundo actual está en rebeldía contra el cielo, por eso no quiere saber nada de la Verdad, tapándose los oídos ( y llenando su corazón de oscuridad) para no ser reprendido por sus transgresiones.

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