Hubo un tiempo en que comprar una radio era un gran acontecimiento, y podías sentirte tan contento como si ahora te comprases el smartphone de última generación (¡mucho más!). Hoy si compras una radio te lo dan en una caja de cartón, y a duras penas te dan siquiera un manual malamente traducido, pero antes ni mucho menos era así.
Además, mientras que hoy solamente puedes elegir entre marcas (a cada cual peor) con su fabricación en China, antes tenías marcas de renombre (a cada cual mejor) que pugnaban entre ellas en calidad y belleza, con aparatos de radio de muy atractiva factura.