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2.3.18

La radio, ese "pequeño" gran invento


La radio posee mucha de la filosofía que tanto nos gusta, de la que tienen y ofrecen artículos como los encendedores Zippo, los relojes Casio (especialmente algunos G-Shock, y Marlin sobre todo) y las navajas Wenger (por desgracia hoy fagocitada por la multinacional Victorinox). Con un precio de adquisición menor que el de cualquier elemento de comunicación electrónico (televisión, smartphone, teléfonos móviles, ordenadores y tablets, etc.), ofrece un servicio impagable y asombroso. Gracias a que carece de display o monitor alguno (exceptuando los receptores digitales), los receptores analógicos pueden permanecer muchas horas en funcionamiento con solo un par de pilas, ofreciendo magazines, boletines informativos y música, además de un sinfín de entretenimiento. Su tamaño compacto los hace además muy fáciles de transportar, siendo uno de los elementos imprescindibles en todo kit de supervivencia que se precie.

Más o menos por el precio de un periódico o revista, podemos hacernos con un par de pilas, manteniéndonos actualizados en lo que a información se refiere con un gasto mínimo, y he ahí otra de sus ventajas: la inmediatez. Nos podemos enterar de las noticias en el momento en que suceden, por ello la radio fue tan preciada en grandes desastres, en épocas de guerra y postguerras.

Cuando los receptores de radio venían con funda


Hubo un tiempo en que comprar una radio era un gran acontecimiento, y podías sentirte tan contento como si ahora te comprases el smartphone de última generación (¡mucho más!). Hoy si compras una radio te lo dan en una caja de cartón, y a duras penas te dan siquiera un manual malamente traducido, pero antes ni mucho menos era así.

Además, mientras que hoy solamente puedes elegir entre marcas (a cada cual peor) con su fabricación en China, antes tenías marcas de renombre (a cada cual mejor) que pugnaban entre ellas en calidad y belleza, con aparatos de radio de muy atractiva factura.

¿Es cierto que las emisoras de AM acabarán desapareciendo?


Cuando me pongo a pensar que hace veinte o treinta años la mayoría de transistores incorporaban recepción AM (modulación ampliada), y que FM (frecuencia modulada) solo se destinaba a algunos tipos de receptores, y que era considerada casi como algo secundario, no puedo sentir una enorme sensación de contrariedad. Lo que son las cosas, lo que es el tiempo y sus paradojas.

En el mercado de aquel entonces, a la hora de adquirir un receptor de radio barato, te quedaban como única elección los de AM. Philips, Sony, Radiola, Sanyo y tantas marcas parecidas disponían de aparatos exclusivamente para modulación ampliada (o Amplitud Modulada). La llegada de las radio-fórmulas musicales, el estéreo y la potenciación de la radio como figura de entretenimiento como su papel principal (emisoras donde todo, las veinticuatro horas del día, era música) hizo que las emisoras en FM crecieran como setas.

Las tardes de domingo con la radio


No me gusta el fútbol, y mucho menos por la radio, me resulta soporífero y aburrido. Quizá porque mi padre se pasaba los domingos por la tarde escuchando el carrusel de RNE (su emisora preferida y a la que siempre le fue fiel, aunque hoy habría que llamarle "tablero deportivo" por aquello de los "copyrights", ya que, como sabéis, el término de "programa carrusel" es de la SER), y quizá por eso quedé hasta "el moño" de fútbol. Pero es verdad que, aunque los carruseles deportivos sea aún hoy uno de los espacios que más beneficios aportan a las grandes cadenas de radio, sus oyentes están en caída vertiginosa e imparable.

Normalmente cuando pasaba por los parques en mi ciudad no era nada extraño encontrarte con ancianos escuchando los partidos por la radio, pero a medida que esos ancianos van desapareciendo, esa práctica también cae en desuso y cada vez es más raro verte con un señor con el receptor en la mano oyendo los partidos.

Cuando la radio te informaba del número de transistores


El paso de las válvulas de vacío o termoiónicas, que había que esperar a que se calentaran para que la radio empezase a funcionar, a los transistores de estado sólido, trajo consigo toda una revolución en la electrónica. En ese campo fue sin duda uno de los mayores avances jamás visto por los hombres. No solamente permitió producir aparatos electrónicos más pequeños, ligeros y robustos (y también de menor consumo), dando paso a partir de entonces a lo que se conocería como microelectronica, sino que también abarató los precios de los circuitos (ahora sí, integrados), pudiendo reunir toda la circuitería en una placa y favoreciendo su producción en masa.

Durante los siguientes años el transistor fue haciéndose con el mercado, sustituyendo en casi todo a las válvulas de vacío. Uno de los primeros aparatos en aprovecharse de este significativo avance fue indudablemente la radio. Hasta tal punto influyó en su historia que a la radio se la llegó a denominar "transistor", equivocadamente porque para ser justo tendría que ser "transistores", ya que un receptor de radio lleva varios.